A QUIEN CORRESPONDA...
Somos "Veterinarios de Control de Fauna Urbana", un grupo de más de 150 profesionales de todo el país dedicados al estudio y la gestión de las poblaciones animales en las ciudades. Todos nosotros nos desempeñamos (antes o ahora) en organismos estatales, ya sean de la Salud Pública, la Educación o el Medio Ambiente.
Damos a conocer este comunicado porque nos hemos enterado que el pasado 8 de septiembre se sancionó una ordenanza en la ciudad de La Plata que busca alcanzar el equilibrio poblacional de perros y gatos en dicho distrito.
Antes que nada deseamos dejar en claro es que nos encontramos absolutamente de acuerdo en la necesidad de poner en marcha iniciativas para controlar la población de perros y gatos en las ciudades y que dichas medidas deben fundarse en métodos científicos comprobados, respetando las normas, el bienestar de todos los involucrados (humanos y animales) y, sobre todo, en los principios bioéticos y morales de la sociedad civilizada que pretendemos formar. Sin embargo, no podemos menos que preocuparnos cuando observamos que en ciudades tan importantes como la capital de la Provincia de Buenos Aires se emiten normativas basadas en datos imprecisos, verdades a medias, antecedentes incomprobables e intenciones no del todo claras.
Lo primero que hay que decir es que el estudio de la dinámica poblacional de cualquier especie en un ecosistema es multifactorial y transdisciplinario. No puede (ni debe) ser reducido a una simple mirada, surja ésta desde lo técnico, lo político o lo social. Pero si en el texto mismo de la normativa existen gruesos errores metodológicos (como el cálculo de poblaciones animales, su ritmo de crecimiento o el porcentaje de intervenciones a realizar, entre otros dislates) las posibilidades de éxito se reducen al mínimo. Existe vasta bibliografía a nivel internacional que da cuenta de la necesidad de implementar políticas que tomen en cuenta varios factores relacionados con la Fauna Urbana, tales como la información y educación, la identificación, la punición, la gestión de los recursos del ecosistema, la medición regular de las fluctuaciones demográficas, etc. En cambio, no hay una sola publicación seria del ámbito académico o científico que refiera haber solucionado el problema sólo con la esterilización quirúrgica. Lamentablemente, los llamados "éxitos" de distintos municipios son autoproclamados, informales y basados en el conteo de castraciones, que por más veracidad que tenga, no deja de ser un simple cómputo de las prestaciones realizadas, sin dar cuenta de su impacto poblacional real por métodos estadísticos comprobados y reproducibles.
Otro aspecto de la Ordenanza que llegó a nuestro poder es que redunda leyes nacionales (como la 14346/54 contra el Maltrato y la Crueldad hacia los Animales) y provinciales (como la 13879/08 y su DR 400/11), ambas en plena vigencia y aplicación. También, hace consideraciones en los campos evolutivos, epidemiológicos, fisiológicos, nosológicos, etológicos, etc. que son, en el mejor de los casos, discutibles y en varios aspectos inexactos. Tal fárrago de conceptos distrae de uno de los puntos de mayor controversia que encontramos disimulados en la Ordenanza: la conversión de la "Dirección General de Bienestar Animal, Bromatología y Zoonosis" en el "Centro Municipal de Salud Animal y Zoonosis" (CMSAZ), definido éste con cantidad de atribuciones que exceden en mucho el estatus legal de un organismo de alcance municipal y sin especificar todas las demás funciones que un área veterinaria estatal debe desarrollar y que son muchas más que castrar perros y gatos.
En este punto no podemos dejar de observar que la figura de "Director Veterinario" se propone "bajo la órbita" (sic) de otro Director del cual no se especifica profesión o competencia, por lo cual debemos sospechar que quedará reservado a designaciones caprichosas, además de contribuir a engrosar los gastos del Estado. Sabemos por la constitución predominantemente federal de nuestro grupo VCFU, que la mayor parte de los servicios veterinarios municipales en la provincia y el país pertenecen a las áreas de Salud, Medio Ambiente o directamente al gabinete del Intendente, lo que pretende asegurar una fluida comunicación entre lo técnico y lo político. Nos resulta inadmisible mediar ese diálogo con personas sin formación académica y mucho menos que las decisiones del área provengan de ellas, a riesgo de poner en peligro, por ignorancia técnica, la salud de los animales y/o de la población. Lamentablemente, hay varios ejemplos en el país en los que este tipo de iniciativa deriva en una pésima calidad de las prestaciones, cirugías hechas en condiciones lamentables o en sitios no aptos y hasta causas penales por usurpación de título y maltrato animal.
Por todo esto y en definitiva:
- a los Señores Concejales del HCD de La Plata: ustedes tienen la potestad de revisar lo aprobado, que sospechamos (por su celeridad) fue "a carpeta cerrada". Esto puede pasar, somos humanos: muchos argumentos parecen convincentes y hasta de base científica, cuando en el fondo esconden falacias. El tema de la Fauna Urbana es complejo, tal como sabemos han expuesto colegas del Colegio de Veterinarios de la Provincia y de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata. Ninguno parece haber sido escuchado, pero están a tiempo de rectificarse y evitar un daño irreparable en la comunidad que representan. Pueden contar también con nuestro asesoramiento, si así lo desean;
- al Intendente de la ciudad de La Plata: si no quiere empeorar una situación de por sí compleja, por favor haga uso de su derecho a vetar esta Ordenanza. Reenvíela al Concejo y solicite allí un debate auténtico con todos los actores involucrados;
- a todos los platenses: si de verdad les preocupan los animales, exijan que sus representantes traten estos temas con seriedad y rigor científico. Un marco normativo es imprescindible, pero debe ser de calidad y libre de intereses sectoriales. También, pídanles con firmeza que reflejen su voluntad política en el presupuesto. La mejor Ordenanza que exista, si luego no se traduce en acciones efectivas, con recursos suficientes y resultados comprobables, es sólo letra muerta y las consecuencias las terminará pagando toda la ciudad, sus vecinos y los animales."
Grupo de Veterinarios de Control de Fauna Urbana